El principal motivo para recibir esta distinción es que ya no es tan común como solía serlo. En sólo una década el tamaño de su población ha disminuido drásticamente y ahora sólo nos quedan en la Península Ibérica poco más de la mitad de los mochuelos que había cuando se inició este siglo XXI.
Son diversas las causas para que nuestros queridísimos rondadores nocturnos, ávidos cazadores de miriadas de insectos, sean ahora mucho menos abundantes que antaño. Podríamos desgranarlas aquí, pero casi es mejor ver el bellísimo video que ha preparado SEO/BirdLife para explicarnoslo con detalle:
Esperamos que este toque de atención a la sociedad nos permita recuperar los hábitats tipicos de esta especie y que dentro de unos años vuelva a resultar común escuchar su llamada al anochecer.
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