domingo, 1 de agosto de 2010

L´Albufera de Valencia.



Un espacio natural engendrado durante siglos por las desembocaduras de dos ríos mediterráneos: el Túria y el Júcar. Lo que hace miles de años era un golfo fue paulatinamente separándose del mar debido a los aportes sedimentarios de ambos ríos hasta convertirse en una enorme laguna de 3.000 hectáreas de lámina de agua.

Actualmente las dos terceras partes del Parque Natural están ocupadas por el cultivo del arroz y por el entramado de acéquias y canales que los sustentan -algo muy conocido por los que vivimos en Aranjuez-.

Las dunas, formadas por aportes sedimentarios de los ríos ya nombrados, primero son móviles, albergando una vegetación muy específica, dando paso a las dunas fijas, que sustentan una vegetación mediterránea muy diversa, entre las que destacan el Pino carrasco (Pinus halepensis), el lentisto (Pistacia lentiscus) -alcanzando grandes proporciones algunos ejemplares-, la olivilla (Phillyrea angustifolia) y el aladierno (Rhamnus alaternus).

Fuera de los límites del parque, en las afueras de la gran urbe que es Valencia, se encuentra la huerta valenciana, mundialmente conocida por sus barracas -hoy casi inexistentes- así como por el tradicional cultivo de la chufa (Cyperus sculentus) para elaborar la famosa orxata, que en el municipio de Alboraia puede verse. Si el cultivo de la chufa goza de cierto prestígio, no se puede decir lo mismo de la huerta valenciana. Tan sólo visitar la Ciudad de las Artes -sin menospreciar su increíble mérito arquitectónico- y ver cómo el urbanismo va comiendose los escasos restos de una cultura: la cultura Valenciana, la Huerta Valenciana.


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