lunes, 8 de marzo de 2010

De paso por Marruecos.




Recientemente hemos pasado por Marrakech y hemos podido comprobar cómo de diferente es un lugar que se encuentra tan cerca de nosotros, casi casi un poco más abajo de Andalucía y el contraste es más que notable, y no sólo en sus gentes sino también en algunas aves. En los jardines de las zonas hoteleras es muy común observar, juntos a los típicos mirlos (Turdus merula), un ave que emite sonidos que a mí me recordaban a los periquitos, se trata del bulbul naranjero (Pycnonotus barbatus): una de las aves más urbanitas de la ciudad de Marrakech. Otra curiosa ave urbanita, casi tan común como el gorrión, es el escribano sahariano (Emberiza striolata), que me recordaba en sus cantos, desde sus posaderos, al colirrojo tizón, pero vamos que esto sólo son cosas mías.


Como aquí en la península, donde las cigüeñas crían en lo alto de los campanarios de las iglesias, en Marruecos ocurre lo mismo pero en lo alto de las mezquitas, vamos que a la cigüeña le da lo mismo cristiano que musulmán, ella va a criar de todas formas -vaya comparaciones que me marco-. Siguiendo caminando por las calles, observamos multitud de vencejos, se me ocurrió fijarme a ver si veía al vencejo moro (Apus affinis) y, efectivamente, allí estaban, volando en tropelías con su obispillo blanco y su pálida garganta. Respecto a una pequeña comparación entre la jardinería peninsular y la jardinería marroquí, decir que en Marruecos la jardinería tiene por norma fundamental el uso de tres árboles: el naranjo amargo, el olivo y el ciprés. En fin, que ha sido muy curioso y mientras pensaba que me estaba quitando la espinita de visitar el norte de África resulta que me percaté de que las espinas de pescado tienes multitud de espinas, será que hay que volver para quitar más espinas, es un lugar muy cautivador.


1 comentario:

Grupo de Anillamiento Aegithalos dijo...

Pues no te ha parecido solo a tí, jejeje... el canto de los bulbul también nos parecieron muy parecidos a los periquitos...
Muy curioso ver a los escribanos saharianos andar casi entre los pies de la gente, cual gorriones... Otra cosa que nos llamó mucho la atención fue la gran densidad de collalba de Brehm en el sur de Marruecos... Bajando de Marrakech vimos la primera desde el coche y nos hizo frenar en seco; pero en el predesierto parecía que era el único bicho viviente (o al menos el único que se dejaba ver)...
Buenos recuerdos de Marruecos!!!
Un saludo